Seductora, valiente, e impactante, Marina Abramovic ha estado redefiniendo lo que es el arte por más de cuarenta años. Utilizando su propio cuerpo como vehículo se empuja a sí misma más allá de sus límites físicos y mentales, a veces arriesgando su vida en el proceso.
La performer sentada en una silla, protagoniza la escena primordial del documental que remite a la exposición homónima que tuvo lugar en el MOMA en el 2010. El reclamo publicitario se transformó en uno de los principales atractivos para el público que fue a verla: unas 700.000 personas. ¿Tantos interesados por ver una performance? ¿O es que la fama atrae groupies que quieren ver al ídolo? La presencia mediática confiere un aura a la persona y esta se confunde con la obra. No es por nada que algunos han llamado a Marina Abramovic, “la diva de la performance”, y otros malévolamente le decían” la abuela de la performance” porque su obra data de los setenta.
Este documental es un retrato íntimo de una asombrosa, magnética mujer, siempre intrigante que no establece ninguna distinción entre la vida y el arte. Da click aquí para ver el documental.
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